Indignados por la política del presidente Donald Trump y su postura respecto a Ucrania, los escandinavos están dispuestos a boicotear los productos y servicios de Estados Unidos, aunque a veces hacerlo sea realmente complicado.
En los últimos días,
han aparecido varios grupos en las redes sociales de Dinamarca y Suecia para ayudar a los consumidores a buscar alternativas. Los dos foros principales, el danés “Boykot varer fra USA” y el sueco “Bojkotta varor fran USA”, tenían más de 63.000 usuarios cada uno este viernes.Boicotear no es tan sencillo
“Desde luego, es muy difícil boicotear de forma coherente, rápida y con perseverancia los productos de Estados Unidos, pero si aún así quieres hacer algo y no sabes por dónde empezar, esto es una pequeña ayuda”, apunta Agneta Gottberg Henriksson, de 58 años, en el grupo sueco.
Su publicación incluye una lista que, pese a haber dado lugar a un intenso debate, ha sido compartida muchas veces en línea.
En la columna de la izquierda hay marcas estadounidenses, muy conocidas, ordenadas por categoría. En la de la derecha, las alternativas suecas y europeas, pero con fallos.
¿Tienes ganas de KFC? Opta más bien por un “pollo asado en los restaurantes del barrio”.
¿Dispuesto a invertir en un Tesla? Decántate por un Peugeot fabricado en Francia. Pasando por alto, claro, que su accionista, Stellantis, cotiza en Nueva York.
¿Y qué hay de esas zapatillas Nike? Compra mejor un par de Salomon, del grupo finlandés Amer Sports. Que, por cierto, también cotiza en Nueva York…
Ironías de la globalización
Darle la espalda a los gigantes estadounidenses es un desafío constante, pues el mundo está lleno de marcas de ese país. Desde hace una semana, Agneta Gottberg Henriksson, directora de proyectos en la provincia sueca de Escania, en el sur, trata de no gastar ni un céntimo en productos estadounidenses. Reconoce que no siempre es fácil, sobre todo cuando se trata de tecnología.
“Es un poco irónico porque este grupo [que incita al boicot] está activo sobre todo en Facebook. De verdad, nos gustaría boicotearlo” pero encontrar una alternativa a esa red social, controlada por Meta, es casi imposible, admite a AFP.
Todo sea por una causa
La población sueca apoya masivamente a Ucrania y la ayuda militar a Kiev se cuenta entre las prioridades de la política exterior de Estocolmo.
“Lo que está pasando ahora en Estados Unidos, darle la espalda a Ucrania y traicionar todas las promesas, es la gota” que colmó el vaso, señala Agneta. La sueca está decidida a continuar con el boicot, aunque eso le haga perder dinero.
Se puso a revisar en qué tenía dinero invertido y, al darse cuenta de que alrededor del 60% de sus participaciones estaban en el mercado estadounidense, decidió venderlas el 4 de marzo, cuando entraron en vigor los nuevos aranceles estadounidenses, que hicieron desplomarse los mercados mundiales. “Hay que aceptarlo. Cuando te comprometes [con una causa], te comprometes de verdad”, apostilla.
Impacto limitado, pero no en Tesla
En Dinamarca, un distribuidor decidió estampillar los productos de “marca europea” con una estrella en sus supermercados, para orientar a los consumidores.
La iniciativa se tomó en respuesta a una fuerte demanda por parte de los consumidores, indicó en LinkedIn Anders Hagh, director general de esa empresa de distribución, Salling Group.
El sueco Reidar Svehdal, de 71 años, decidió boicotear todos los productos estadounidenses tras el tenso encuentro entre el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y Donald Trump en la Casa Blanca el 28 de febrero. Según él, evitar algunos productos de Estados Unidos no fue tan complicado. “Creo que el 99% de los europeos pueden prescindir del 70% de los productos estadounidenses. Eso tendría un gran impacto”, dice a AFP.
Como en gran parte de Europa, las ventas de Tesla –propiedad del multimillonario estadounidense Elon Musk, un aliado de Trump y apoyo destacado de la ultraderecha europea– continuaron cayendo en Noruega y en Dinamarca en febrero.
Ese mes, las matriculaciones de vehículos de ese grupo en Noruega se redujeron a la mitad respecto a febrero de 2024. Y, en lo que va de año, las ventas de Tesla fueron un 44,4% menores que en el mismo periodo del año anterior. Pero, según los expertos, el boicot tendrá un impacto limitado.
“La experiencia muestra que es muy difícil obtener grandes efectos económicos con el boicot” de los consumidores, señala Olof Johansson Stenman, profesor de Economía en la Universidad de Gotemburgo.
Las consecuencias son en general breves y apenas se notan, agrega Eva Ossiansson, investigadora en la Universidad de Gotemburgo.